LEONIDAS B. GAMBARTES (1909-1963) pintor rosarino, autodidacta por convicción, desempeñándose como cartógrafo por casi treinta años, y pese a sus limitaciones visuales ya que veía sin deformación una superficie no mayor a los 20-30 cm., desarrolla paralelamente a su oficio una basta y riquísima carrera artística. Es de destacar que las obras de mayores dimensiones las construye desde el trazado de líneas, basado en su experiencia en planimetría, que pintaba como una composición de mosaicos.
Hacia 1949 realiza su primer obra, “Conjuro”, con la técnica “cromo al yeso” que caracterizaría, a partir de éste momento, la mayor parte de su producción. Tanto ésta técnica, tan innovadora como personal, y la temática (de esencia animista) que lo ocupa hacia los años ’50, definirían la estética de su obra. Podemos apreciar en ella un realismo subjetivo de raíz telúrica, donde Gambartes representa imágenes dotadas de características dramáticas alusivas a la superstición y al pensamiento mágico de los aborígenes del Litoral (conjuros, ídolos, amuletos, hechizos).
Gambartes expresa a R.Sevlever (entrevista en 1958) cuando le pregunta “¿Qué pinta Ud.?, y él le responde: “Ya lo están viendo. Es posible que no sepa contestar con exactitud a esa pregunta. Yo creo que pinto el sentimiento de la superstición, de lo mágico, de la memoria de la tierra, de las formas y colores que éstas suscitan, la vida cotidiana de cierto tipo de gente de nuestro país (me refiero a las gentes más arraigadas de nuestro medio, la que de alguna manera ya es América) y trato de expresar en el ámbito de mi ambiente litoral lo que éste tiene de nacional, con su fondo místico, profundo, que está más allá de las grandes extensiones sembradas o de los campos con ganado, que están en el fondo anímico de las gentes y que por allí se conecta con el hombre universal, y trato de hacerlo dentro del lenguaje específico de la pintura”.(1)
Dadas éstas reflexiones es que creemos oportuno considerar que la técnica (cromo al yeso) y su tratamiento por escrafiados, que surgió en él conlleva en sí, dada su originalidad, implícitas éstas afirmaciones. Es decir, como expresaría Freud hay una dimensión de nosotros que ignoramos, de la cual no somos concientes, un fenómeno con el cual siempre se confronta. Donde a partir del desarrollo emocional es que se opera la capacidad de formular símbolos, es por ello que ésta particular manera de “decir” habla claramente de la sintaxis propia de Gambartes.
El método, que él mismo definió como “cromo al yeso”, lo realizó tratando al soporte con capas sucesivas de yeso y cola (como aglomerante) aplicadas con espátula y pincel que luego lijaba, obteniendo una superficie texturada para la aplicación del color; y ofreciendo al secado una superficie mate, seca y absorbente a la vez. Sobre esta base porosa, Gambartes pintaba con acuarela, óleo, témperas, tintas u otros, donde el color es absorvido sin perder luminosidad ni durabilidad pero sí su brillo habitual. En algunas oportunidades superponía sobre el óleo fresco papeles que retiraba rapidamente dando vida a nuevas texturas. Luego de ello el artista deja impreso su gesto a través de aplicar un rayado o punteado fino con el cabo del pincel dotando así de vibración, movimiento y vida al fondo de donde emergen sus totémicas figuras, la evocación arcaica y el color de la tierra. De este procedimiento, las superficies de color son movilizadas en tal sentido que surge de este blanco de fondo la interacción de los fragmentos, confiriendo a los escenarios, ámbitos de efectos cósmicos de texturas y colores, una atmósfera diáfana que en particular nos ocupa en el presente análisis.
Gambartes deja de ser imitativo para volverse simbólico. La complejidad formal que imprime a éste grupo de obras lo definen en su estilo como un artista auténtico, según él mismo expresara...”Hay una manera de realizar las formas y colores. Si el artista es verdaderamente auténtico, esto será como su impresión digital , una cosa distinta y particular, pero también un testimonio. Un artista no es un realizador solitario, es un hombre conectado a su medio social. Es un testimonio en la medida en que determina y clarifica cosas que para los demás son fantasmales” (Reportaje realizado por R.Sevlever, 1958) (1)
El pintor es muy claro, reconoce esa sintaxis donde uno construye sus propios símbolos sobre las relaciones significativas; sintaxis de la ceguera de la visión que retrata o relata un modo de contarse la historia del mundo, de intensidad emocional, de aquello que uno ve o da a ver.
En la obra de cada artista existe una organización del lenguaje que se cuenta una y otra vez, y es a partir de la mirada que es posible estudiarla.
El artista define el estilo de la obra cuando dejando una sintaxis de su propia ceguera, recortes de su visión, da marco a la organización del lenguaje de ésta. Esta organización es la cristalización del punto de vista del artista, donde hay una dimensión oculta de recortes reiterativos. Los recortes se organizan en ausencia, aquello que se ve en relación al corte del punto de vista. La asociación de distintos elementos que se repiten marcan un estilo.
Cuando observamos una obra lo que vemos son esas presencias recortadas, el corte del marco; podemos vislumbrarlas a través de la sensibilidad en captar la manera o estilo del corte del otro. El punto ciego es una trama de relaciones que cuaja en formas o protoformas donde se da a luz una trama de relaciones, de historias personales que confluyen en una estructura que organiza códigos. Esta organización dinámica aparece de manera inconsciente, donde lo característico son las relaciones que genera como símbolos.
Dijo Malraux “Lo que el pintor pone en el cuadro, no es su yo inmediato, el matíz mismo del sentir, es su estilo, y tiene que conquistarlo sobre sus ensayos tanto como sobre la pintura de los demás o sobre el mundo” (2)
En el tratamiento de éstos esgrafiados, presentes en la serie de “cromos al yeso”, en los que nos detenemos de manera especial; es muy interesante observar cómo éstos gestos-líneas-trazos se organizan de tal manera que hacen surgir de la obra una dimensión otra, un mundo de vibraciones, “un fondo anímico”, desde donde emerge un universo de circulación de energía de evocación arcaica. Es muy interesante ver cómo éstas líneas en algunas partes de un cuadro son curvas y abiertas reforzando o acompañando las estructuras de sus figuras, y utiliza rectas en los gestos de sus personajes dotándolos de gran dramatismo y fuerza.
Dice Ivon Lambert,...”... el trazo, por leve, ligero o incierto que sea, remite siempre a una fuerza, a una dirección; es un energón, un trabajo que permite leer la huella de su pulsión y su desgaste. El trazo es una acción visible”.(3)
Ya Gambartes expresaba...”Hemos dicho que en la naturaleza no existe la línea, y podemos agregar con una tendenciosa afirmación de pintor, que en el principio no fue el verbo, sino la línea. Desde el primer signo que trazó el hombre para manifestarse, hasta la majestuosa riqueza posterior que conquistó; existe una distancia que se mide por siglos. Es muy conocida aquella frase de Ingres: el dibujo es la probidad del arte. Degas afirmaba que el dibujo es la manera de ver las formas...””...Dibujo es conocimiento; conocimiento de vaivén, de objeto a sujeto y viceversa. Quién haya tratado de reproducir con un lápiz el objeto más simple, habrá notado con sorpresa, que ése objeto tan sencillo y conocido adquiere de pronto una dimensión extraordinaria. Se nos aparece investido de un sentido nuevo y forzados a reproducirlo desde un sólo ángulo, que ya de hecho es una elección, nos muestra una parte de su aspecto; se viste de sombras o se reduce a una pequeña saliente luminosa, parece burlarse en juego de escondidas y hablarnos en un lenguaje ininteligible. Cuando se alcanza la madurez de ese lenguaje, puede la línea desnuda, manifestar con precisión de un concepto filosófico. La condición particular de la forma. Porque dibujar no es solamente conocer y tomar partido, sino que además es principalmente hacer vivir el sentimiento en la forma. Así como la naturaleza condiciona éste a sus finalidades funcionales; el hombre, partícula viviente, también crea las formas que necesita su ámbito desnudo, poblándolo con las imágenes de su amor”.(4)
Consideramos que éste espíritu romántico se traduce en el uso de líneas de expansión dinámica, que aveces produce acentos, muy bien calculados, que determinan el carácter particular en cada obra, teniendo en cuenta sobre todo la carga emocional que los mismos trazos llevan implícitos por el tipo de ejecución (acción) significante que es inferir e interferir con trazas una superficie.
Gambartes expresa “Pero en su esencia, éste es el lenguaje de las líneas, en que cada una tiene un papel. Sutilmente finas, gruesas o medianas, precisas u oscilantes, rectas o curvas, la posición de cada una en el plano, la justeza de su colocación, colaboran para lograr la totalidad expresiva”...”Quiero decir que un buen dibujo, antes que una referencia a lo que representa, vale por su adecuación orgánica, porque cuando ésta está resuelta, cada cosa en su lugar se hace viviente; entonces canta con la musicalidad visual de sus líneas, acentos, manchas y contrastes, resultando una superficie animada y verdadera como la vida. Es, casi todo el lenguaje que usaron en sus estampas japonesas, aquellos grandes señores de la línea. Ingres lo sabía, y Daumier, y Degas y Toulouse Lautrec, para citar algunos al azar del recuerdo”.(4)
Podemos decir que todas éstas afirmaciones sobre las que Gambartes reflexiona se encuentran reflejadas en su obra, al mismo tiempo de ejecutarlas. Este artista logra, más allá de su técnica, atmósferas de atemporalidad de y sugerente belleza que adquieren el carácter de representación simbólica de la realidad que produce el pensamiento mítico del hombre americano, como voces colectivas que siente dentro de sí pero lo trascienden. Revive lo que subyace en el mito trayendo a presencia la ausencia, abordando una pintura de signos y símbolos. A través de éstas atmósferas que el genera con el uso de líneas y punteados, en el mismo gesto de acción significante, nos trae a presencia esas visiones americanas, que hemos sepultado en el inconsciente y siguen suspendidas entre nosotros, y que él supo interpretar. Esta es la terceridad.
Gambartes nos dice...”para mí la pintura es una realidad que concita la totalidad del hombre. Todo está en que marchemos hacia adentro, hacia la conquista de nuestra imagen propia y única”...”Trabajo con mi intuición, mis instintos, mi corazón, que constituyen en suma un conjunto de vaguedades, y también con mi intelecto, y si ellos aparecen en su dicción formal con certidumbre categórica, si tienden a la evocación de lo legendario o documental, será en todo caso la respuesta íntima que extraigo de lo profundo”.(1).
NOTAS:
(1) CATALOGO GAMBARTES, MITO...MAGIA...MISTERIO 2003 Año Gambartes. Secretaría de Cultura y educación Municipalidad de Rosario.
(2) MERLEAU PONTY, MAURICE; SIGNOS, Editorial Seix Barral S.A. 1964, Barcelona.
(3) LAMBERT, IVON, DE CY TWOMBLY: CATALOGUE RAISONNE DES OEUVRES SUR PAPIER. Multhipia edizioni, 1979, Milán.
(4) GAMBARTES, LEONIDAS, MONOGRAFIA ESCRITA POR GAMBARTES, Fragmentos, 1944, Rosario.
DATOS BIOGRAFICOS DE LEONIDAS GAMBARTES:
1912 Nace el 4 de abril en Lanús, Provincia de Buenos Aires.
1935 Egresa de la Academia Nacional de Bellas Artes con el título de profesor.
1938 Contrae matrimonio con Dora, su gran compañera.
1949 Viaja a Europa, donde se deslumbra ante las obras de El Greco, Tiziano, Veronés y PIero della Francesca.
1950 Se publicó el primer libro sobre su obra escrito por Eduardo Baliari.
1953 Nace su único hijo, Miguel Ángel, con quien siempre compartió el mundo de la docencia y del arte.
1961 Expone en el Museo de Arte Moderno de San Pablo, Brasil.
1962 Acepta ser Presidente de la Sociedad de Artistas Plásticas, ya que siempre se preocupaba por ayudar a sus colegas. Obtiene el consagratorio Gran Premio de Honor en el Salón Nacional.
1965 Se muda con su familia a la calle Laprida, cerca de la Avenida Santa Fe e instala su taller a tres cuadras.
1970 Recibe el Premio Martín Fierro por sus intervenciones en la televisión.
1979 Se presenta el segundo libro sobre su obra escrito por el poeta César Magrini.
1980 Fallece en Buenos Aires el 7 de noviembre.
2000 Se publica la monografía de Ignacio Gutiérrez Zaldívar sobre el artista, de Editorial Perfil.
Felino (1958)
Payé de amor
Cartomancia
La ofrenda
Maternidad en gris (1954)
Mitoformas
Personaje (1960)
Escrito de Sandra Mariel Cortes y Julián Mariano Vega para la Cátedra SEMINARIO del Dr.Fernando Silberstein. 2003. Facultad de Humanidades y Artes. UNR. Rosario. Sta.Fe.